jueves, 9 de junio de 2011

Carlos Ruiz Zafón - Trilogía La Niebla




1 : El príncipe de la niebla :


La familia Carver se traslada de Londres a un pueblo de la costa en el verano de 1943 para alejarse de la guerra. Max descubre un jardín con figuras siniestras que cambian de posición. Conoce a Rolland que se enamora de Alicia y juntos viven una terrible experiencia buceando.

El abuelo sabe que el Dr. Caín, un mago al que él creía haber destruido, ha vuelto. El mago concedió un deseo a cambio de un servicio siniestro y el padre del muchacho no lo cumplió. Ahora le pide a Alicia la vida de su primer hijo a cambio de Rolland. Ella acepta, pero Rolland muere. Max no pacta y salva a su hermana. ¿Todo ha terminado o dentro de algunos años volverá el Dr. Caín?

Genuina alegoría de la guerra y la destrucción irracional. Los amantes del género de terror y misterio tendrán auténticas pesadillas. Hay dos historias diferenciadas: las peripecias de los jóvenes y el interés por desentrañar el misterio de lo que oculta el apacible lugar, y la historia anterior, que sólo conoce el abuelo, y se hace presente en el relato.

Destaca el tratamiento evanescente del mago demonio, ya siniestro payaso, serpiente marina de agua helada o figura de niebla en callejones oscuros y míseros. Premio Edebé de Literatura Juvenil.



2 : El palacio de la medianoche :

Calcuta, 1932.

Un tren en llamas atraviesa la ciudad. Un espectro de fuego siembra el terror en las sombras de la noche...

En la víspera de cumplir los 16 años, Ben, Sheere y sus amigos deberán enfrentarse al más terrible y mortífero enigma en la historia de la ciudad de los palacios.


3 : Marina :

En la Barcelona de 1980 Óscar Drai sueña despierto, deslumbrado por los palacetes modernistas cercanos al internado en el que estudia. En una de sus escapadas conoce a Marina, una chica delicada de salud que comparte con Óscar la aventura de adentrarse en un enigma doloroso del pasado de la ciudad. Un misterioso personaje de la posguerra se propuso el mayor desafío imaginable, pero su ambición lo arrastró por sendas siniestras cuyas consecuencias debe pagar alguien todavía hoy.

«Quince años más tarde, la memoria de aquel día ha vuelto a mí. He visto a aquel muchacho vagando entre las brumas de la estación de Francia y el nombre de Marina se ha encendido de nuevo como una herida fresca. Todos tenemos un secreto encerrado bajo llave en el ático del alma. Éste es el mío.»

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